Thursday, February 14, 2013

La Casa de Bernarda Alba

Bernarda: Es un verdadero hombre. ¿Y con tu hija...?
Prudencia: No la ha perdonado.
Bernarda: Hace bien.
Prudencia: No sé qué te diga. Yo sufro por esto.
Bernarda: Una hija que desobedece deja de ser hija para convertirse en una enemiga.
Prudencia: Yo dejo que el agua corra. No me queda más consuelo que refugiarme en la iglesia, pero
como me estoy quedando sin vista tendré que dejar de venir para que no jueguen con una los chiquillos. (Se oye un gran golpe, como dado en los muros.) ¿Qué es eso?
Bernarda: El caballo garañón, que está encerrado y da coces contra el muro. (A voces.) ¡Trabadlo y que salga al corral! ( En voz baja.) Debe tener calor.

La Casa de Bernarda Alba, Acto Tercero, Federico Garcia Lorca

Es una cosa muy dificil cuando escuchamos de historias de padres que no aceptan más a sus hijos porque tienen una creencia diferente o por una otra cosa que han hecho que da vergüenza a la familia. Aquí, Prudencia está hablando de su hija que desobedeció y por eso no está más bienvendida a su propia casa con su familia. 

Eso pasa mucho.  Muchas veces yo pensaba que era una cosa del pasado, pero al aprender más, me di cuenta de que no.  Pasa mucho en muchas religiones, familias, pueblos, etc.  No importa cual sea, podemos ver en muchos lugares el enojo que viene de discusiones y diferencias, se engranda a algo muy feo.

Vemos esto en este ejemplo de una familia específica de la Iglesia Baptista de Westboro.  Es un poco largo, pero vale mirarlo.



Es fácil ver que las creencias pueden definir los valores y se espera que los hijos sigan lo mismo ejemplo.  Y cuando tengan preguntas como esta chica Loren, o quieren cuestionar los valores, los padres rechazan al cambio y a la vez rechazan al hijo.  Como en el caso de Bernarda, ella cree que es major echar a una hija que ha desobedecido que perdonarla y aceptarla como es.  O mejor echar que tratar de enseñar los valores de vuelta.  Y si quiere seguir haciendo lo contrario, mejor echarla que amarla como una madre se debe.

Para comentar acerca de las respuestas de los padres de Loren, la biblia nos enseña que, “No juzguéis, y no seréis juzgados; bno condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis cperdonados “ (Lucas 6:37).  También que, “nosotros debemos amar nos unos a otros” (1 Juan 4:11) y “amad, pues, a vuestros enemigos…” (Lucas 6:32).

Quizás si Bernarda hubiera vivido según sus propias creencias (la biblia), lo que pasó con Adela no hubiera pasado.  Probablemente si hubiera respondido siempre con el amor en vez que el enojo, sus hijas no hubieran sentido como el caballo, encerradas sin poder librarse nunca, y como consecuencia hubieran vivido más tranquilmente.  El amor hace mucho para calmar al corazón.

Hablando de eso, feliz día de San Valentín!


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