Bernarda: Es un verdadero
hombre. ¿Y con tu hija...?
Prudencia: No la ha perdonado.
Bernarda: Hace bien.
Prudencia: No sé qué te diga. Yo sufro por esto.
Bernarda: Una hija que desobedece deja de ser hija para convertirse en una enemiga.
Prudencia: Yo dejo que el agua corra. No me queda más consuelo que refugiarme en la iglesia, pero como me estoy quedando sin vista tendré que dejar de venir para que no jueguen con una los chiquillos. (Se oye un gran golpe, como dado en los muros.) ¿Qué es eso?
Bernarda: El caballo garañón, que está encerrado y da coces contra el muro. (A voces.) ¡Trabadlo y que salga al corral! ( En voz baja.) Debe tener calor.
Prudencia: No la ha perdonado.
Bernarda: Hace bien.
Prudencia: No sé qué te diga. Yo sufro por esto.
Bernarda: Una hija que desobedece deja de ser hija para convertirse en una enemiga.
Prudencia: Yo dejo que el agua corra. No me queda más consuelo que refugiarme en la iglesia, pero como me estoy quedando sin vista tendré que dejar de venir para que no jueguen con una los chiquillos. (Se oye un gran golpe, como dado en los muros.) ¿Qué es eso?
Bernarda: El caballo garañón, que está encerrado y da coces contra el muro. (A voces.) ¡Trabadlo y que salga al corral! ( En voz baja.) Debe tener calor.
La Casa de Bernarda Alba, Acto Tercero, Federico Garcia Lorca
Es
una cosa muy dificil cuando escuchamos de historias de padres que no aceptan más
a sus hijos porque tienen una creencia diferente o por una otra cosa que han
hecho que da vergüenza
a la familia. Aquí, Prudencia está hablando de su hija que desobedeció y por
eso no está más bienvendida a su propia casa con su familia.
Eso
pasa mucho. Muchas veces yo pensaba que
era una cosa del
pasado, pero al aprender más, me di cuenta de que no. Pasa mucho en muchas religiones, familias,
pueblos, etc. No importa cual sea,
podemos ver en muchos lugares el enojo que viene de discusiones y diferencias, se
engranda a algo muy feo.
Vemos
esto en este ejemplo de una familia específica de la Iglesia Baptista de Westboro. Es un poco largo, pero vale mirarlo.
Es
fácil ver que las creencias pueden definir los valores y se espera que los
hijos sigan lo mismo ejemplo. Y cuando
tengan preguntas como
esta chica Loren, o quieren cuestionar los valores, los padres rechazan al
cambio y a la vez rechazan al hijo. Como
en el caso de Bernarda, ella cree que es major echar a una hija que ha desobedecido
que perdonarla y aceptarla como
es. O mejor echar que tratar de enseñar
los valores de vuelta. Y si quiere
seguir haciendo lo contrario, mejor echarla que amarla como
una madre se debe.
Para
comentar acerca de las respuestas de los padres de Loren, la biblia nos enseña
que, “No
juzguéis, y no seréis juzgados; bno
condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis cperdonados
“ (Lucas 6:37). También que, “nosotros debemos amar nos unos
a otros” (1 Juan 4:11)
y “amad, pues, a vuestros enemigos…” (Lucas 6:32).
Quizás
si Bernarda hubiera vivido según sus propias creencias (la biblia), lo que pasó
con Adela no hubiera pasado.
Probablemente si hubiera respondido siempre con el amor en vez que el
enojo, sus hijas no hubieran sentido como
el caballo, encerradas sin poder librarse nunca, y como
consecuencia hubieran vivido más tranquilmente.
El amor hace mucho para calmar al corazón.
Hablando
de eso, feliz día de San Valentín!
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